ESTE MENSAJE LO ESCRIBÍ COMO RESPUESTA A MILERNITA, UNA PARICIPANTE, PERO LUEGO ENTENDÍ QUE ERA MEJOR COMPARTIRLO CON OTRAS PERSONAS. ASÍ QUE LO MODIFIQUE PARA HACERLO MÁS PLURAL.
Mi ex novio es venezolano y vive desde hace seis años en España. Lo conocí en un viaje que hizo a mi país hace dos años. Nos enamoramos. Él me ofreció y prometió que estaríamos juntos en España. La verdad fue que nunca me ayudó. Yo fui a España en cuatro oportunidades y él vino a Venezuela en dos. En una de ellas, le produje un espectáculo para que lo presentara aquí; en otra, le regalé un pasaje para que viniese a pasar las navidades acá. Aunque no me ayudaba en materia de documentación ni en materia monetaria, yo me fui en junio de este año. Él me dijo que no me preocupara porque allá arreglaríamos todo. Al poco tiempo de yo llegar en esa última oportunidad, mes y medio después, es decir, cuando se dio cuenta de que ya no iba de visita sino, tal como se suponía que habíamos planeado, a quedarme allá, e hicieron aparición los signos de una brutal desorganización: verás, él tiene 38 años y aún no se ha estabilizado ni económica ni material ni emocionalmente, con lo cual, el dinero escaseaba, la comida faltaba y la emoción se derrumbaba, se cansó de mí y yo me vi sin dinero, sin trabajo, sin papeles, en completa desolación. Logré comunicarme -luego de cinco meses de agonía, hambre, desencuentros, depresión, angustia, altercados, incertidumbre, rechazo, de que rompiera conmigo permanentemente sin yo tener adónde ir- con mi familia y ellos me ayudaron a volver a mi país. Claro, antes de venirme me prometió que ahora todo sería diferente: que ya yo había hecho demasiado y aque ahora le tocaba a él, que lucharía por mí y me buscaría (incluso, cual película de los años cuarenta o cincuenta y me refiero aquí a la ficción que conlleva, intentó detener mi viaje de regreso...claro, ya yo estaba en la fila del check in y me di cuenta de que este último y sorpresivo ataque de amor tuvo su posibilidad durante cualquier momento de los cinco meses inmediatamente anteriores a mi partida, cuando me quedaba sola, cuando no sabía qué hacer, cuando me ignoraba y me trataba con desprecio. Ya mi familia me esperaba. No se imaginan lo que mi familia y amigos encontraron cuando me vieron: un palillo humano con una ropa gastada de invierno que le quedaba colgando, unas ojeras inmensas y una depresión y decepción absolutas. De hecho, llegué tan confundida que al principio no entendía lo que me había pasado). A las tres semanas me llamó y me dijo que la relación se terminaba por: "falta de tolerancia, nervios y problemas económicos". Por supuesto, como podrá notarse, en esta afirmación nisiquiera se atrevió a nombrar que me dejó sola, prácticamente en la calle, buscando comida en comedores y ayuda en ONG's sin acompañarme nunca, y que nisiquiera me ayudó a volver, ni llamó a mi familia para agradecerles.
Créanme: si un hombre o mujer, sea cual fuere el caso, se empeña en que te vayas con él o ella, en estar contigo, pero no hace nada al respecto, aduciendo cualquier razón (falta de dinero, problemas personales), ya por ahi la relación está fallando. Un hombre interesado hace de verdad lo posible para, por lo menos, compartir las cargas de las diligencias y procurar que la persona que se va tenga un mínimo de recursos, que no materiales, pero al menos humanos: apoyo moral, seguridad. Esto, porque, además de comenzar a vivir con otra persona, hay que confrontarse ante el cambio de país, de cultura, de idiosincrasia, etc.
Yo aún no me he recuperado, pero como dije, logré volver a mi país. Y sí, justo cuando se suponía que él tendría (me lo prometió con lagrimones de cocodrilo) que esforzarse para buscarme, pues, sólo tomó el teléfono y me dejó.
Sí, sí existen hombres negativos de dos tipos: unos, los que son malos por naturaleza; dos, los que son tan pero tan inmaduros que no miden las consecuencias de sus actos ni se dan cuenta del daño que causan. De ahora en adelante, quiero alejarme de este tipo de personas, porque sé que las hay de otro tipo; no perfectos, pero sí más humanos. Además, aprendí que las palabras se las lleva el viento; los hechos son los que cuentan. Y digo algo más: los seres humanos, en especial las mujeres, somos los radares más eficaces del mundo; aún más que un satélite de la NASA. Si el mensaje que recibimos de nuestra pareja no se compadece con el nivel de amor y entrega que manifestamos, mejor es revisar concienzudamente el escenario. También aprendí que debo amarme cada día más, respetarme, valorarme y dignificarme. Sé que poco a poco iré viendo con mayor claridad porqué permití que esto pasara. Al fin y al cabo: toda llave necesita su cerradura, así que algo no estaba muy claro en mí como para permitir tanto y tanto y llegar a los extremos a los que llegué. Tampoco se trata de que me castigue, no. Soy un ser humano y, gracias a Dios, puedo aprender de mis errores. Y así está siendo.
Y, por último, también hoy en día sé lo que significa estar sola y en un país extraño. Especialmente en uno como España, tan hostil con los extranjeros. Todo lo que he vivido allá, personal y socialmente, me ayudará cuando -soy periodista- me sienta lo suficientemenete bien para abordar un gran reportaje sobre inmigración.
Como verán: hay que buscarle el lado positivo a las cosas.
A todos: Feliz AÑo 2006!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Mostrar más