Hace mucho tiempo estuve con un chico que era digamos un poco problemático, había estado en la cárcel por robos y por traficar con drogas, pero yo lo veía tan guapo y tan atractivo que me enamoré de él y me hice su novia creyendo que podría cambiarlo, que endulzaría su personalidad agria y amarga, que sacaría a flote ese fondo de bondad y afabilidad que tenía bajo ese aceite negruzco de maldad y de agresividad que cubría toda su superficie, pensaba que en el fondo era un chico que nunca había recibido cariño y compasión, que siempre había sido tachado de malo por sus actos y nunca había recibido una segunda oportunidad, y por eso nunca pudo cambiar, pues él se adaptó a esa personalidad de malo que le atribuyeron los demás y ya no salió nunca de ella, como la gente agorera que piensa mucho en algo malo y de tanto pensarlo le acaba pasando.Yo creía que si le mostraba comprensión y empatía él me abriría las puertas de su palacio interior, que yo imaginaba como dorado y bello por dentro a pesar de estar rodeado de un foso de cocodrilos y defendido con murallas erizadas de espinos por fuera.
Sin embargo, cuanto me equivoqué, es verdad que al principio me trató muy bien y me obsequió con toda clase de regalos y de cariños, como tenía mucho dinero gracias al tráfico de droga, lo gastaba en invitarme siempre a comer, en regalarme ramos de flores, en llevarme al parque de atracciones, o al cine, al teatro.....
Pero entonces, cuando le abrí las puertas de mi hogar, todo se vino abajo.No debí haber bajado la guardia tan fácilmente.En cuanto estuvo dentro de mi casa, los dos solos, comenzó todo.....No quiero relatar los detalles de lo sucedido, pues yo aun tengo las heridas abiertas de aquella tragedia, y para mi traer las imágenes a la memoria es como echar sal sobre la herida, asi que no hablaré aquí de eso.Baste decir que pasó, y que a mi me dejó el corazón desgarrado y el alma rota, que me sentí como si fuera un muñeco de trapo al que habían usado, manoseado y luego arojado a la basura, que me sentí como un florero arrojado al suelo, como una rosa marchita, como una margarita triturada entre las fauces de un cerdo....
Desde entonces estoy destrozada, y no dejó de pensar en aquello que pasó, de darle vueltas una y otra vez, cada noche me tumbo en la cama y me monto en la noria de la amargura y la desesperanza, y allí me dedico a dar vueltas y vueltas, cavilando siempre en torno a un tema que me atormenta.Temo que algún día de desesperación suprema no me basta con los caramelos que compro antes de montarme en ella para endulzar la travesía de tristeza y desolación, y que me arroje desde lo alto para acabar de una vez con tanta melancolía.
Necesito ayuda, por favor