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Pues no está mal que lo pienses, yo lo pienso mucho también, pero obsesionarnos con ello, nos hará desperdiciar lo que de hermosa pueda tener la vida, que es de lo que sí estamos enteradas, aunque no tanto, claro, porque no prevemos el futuro, pero siquiera podemos dar forma a nuestro ahora.
Me parece que ese miedo a la muerte (lo digo por mí), se lo debemos muchas veces a la insuficiencia religiosa; fíjate cómo muchos santos deseaban morir, pues eso porque tenían fe, y la vida terrena no les parecía más que un portal para la eterna.
Lo que hago por mi parte, es buscar vivir de la mejor manera posible, intentando hacer lo que más pueda llenarme espiritualmente, proponiéndome metas de superación personal, intentando servir y amar, y no envolviéndome demasiado en nada, porque al fin y al cabo, todo termina, y no vale la pena desgastarse por lo transitorio.
Vamos, tú sigue con tu vida sin pensar tanto en la muerte, haz esto último, pues te ayuda a ver la realidad tal cual, y hacer cuanto haces en función de asuntos más trascendentales, así te mantendrás alejada de la inconciencia que hace malgastar la vida en pequeñeces y engaños que no llenan el alma, pero tampoco extrememos.
Un abrazo, y sácate de vez en cuando tanto existencialismo y vive, que hay mucho por hacer, un poco más que sólo pensar en la muerte.