Al pasar tanto tiempo envueltos en la telaraña mental, pensando en todo, preocupándonos de lo mínimo, rumiando mentalmente, juzgándonos mentalmente, huyendo u ocultando los pensamientos que nos dañan. Luego nuestro yo se desconcierta, perdemos identidad (ya no sabemos ni quienes somos, para que vivimos), sobreviene la ANSIEDAD, la angustia, la sensibilería y finalmente la HORROROSA depresión. Es que se ha enquistado un software maligno que corre sin control en nuestra mente, que nos hace ver el infierno en la propia tierra.
Pero calma, que todo tiene su opuesto, también podemos lograr un estado de PAZ, CALMA, TRANQUILIDAD, GOZO, DESPREOCUPACION. Es hora tal vez de revertir nuestros estados estresantes (quien más quien menos lo tiene, en algún momento). Los estados mentales son como nubes pasando por el cielo de nuestras mentes. Algunas parecen negras y tormentosas, otras son luminosas y suaves. Todas son visitantes de nuestra atención. No las invitamos. Ellas vienen y van por sí mismas. Sean los estados mentales placenteros o no placenteros, nuestra práctica es la misma: estar atentos a ellos como cambios, como experiencias de paso no sólidas ya que no es posible agarrarlas.
AL PERDER EL MIEDO A LA MUERTE, SE VENCEN OTROS MIEDOS.
Solo intenta esto, mantén la mente abierta: MEDITACION (aprende una técnica especifica, la mas practica es la budista), con ello llevas tu alma a un tercer plano. Mirándote a ti y a tu mente, Te puedes matar de la risa observándote como si fueses un ser ajeno a ti mismo.