En respuesta a biao_18799778
Hoy toda la sociedad imita el comportamiento desenfadado de los jóvenes. Vivimos rodeados de gente que ríe y sonríe constantemente persiguiendo el selfie perfecto cueste lo que cueste.
Estamos viviendo un síndrome de Peter Pan que el marketing no puede desoír. Estamos viviendo un momento donde la comercialización de cirugía estética, implantes capilares, medicamentos para la mejora sexual y productos de belleza ha crecido enormemente, e incluso en el reciente período de crisis. Ahora, incluso cuando nos dirijamos a adultos muy adultos, hemos de saber que hacen gala de cierta inmadurez, buscan el hedonismo, la diversión y la despreocupación.
La cultura que valoraba la experiencia y la sabiduría de los adultos languidece y, sobre su agonía, se alza una cultura que desprecia a los que entran en la madurez. Vejestorios, los llaman; viejunos, vejetes, viejales. Ha ocurrido en apenas unas décadas, rápido, y casi sin darnos cuenta, como el que se cae de culo por un tobogán. “El escritor Stefan Zweig decía que, a principios del XX, los jóvenes que querían tener éxito en la vida intentaban aparentar más edad. Usaban gafas aunque no las necesitaran o caminaban un poco encorvados para parecer mayores"
“La impulsividad empieza a dominar sobre la reflexión. Se nos llena la boca hablando de derechos, pero ¿quién habla de deberes? Los deberes son cargas, son obligaciones que el adulto tiene que asumir, y eso nos lleva muchas veces al pataleo”.
Creo que tenés razón, tristemente a poca gente le importa...